jueves, 24 de enero de 2013

Un repaso al cine del 2012. Parte I.



(Artículo que iba a ser originalmente publicado en Diario Siglo XXI el 15 de enero)



     El 2012, en lo que a producción cinematográfica se refiere, podría resumirse en una sola pregunta: ¿qué ha sido de esas digeribles películas de hora y media? Recuerdo  cuando era un adolescente que, una vez por semana, iba al videoclub y, como mis padres tan sólo me dejaban alquilar una película, revisaba el metraje de todo los VHS que allí tenían para llevarme una cinta que tuviese sustancia pero que, sobre todo, fuese larga. Entonces, existía la creencia de que los films más profundos (cine de autor y grandes historias) y de más calidad eran los que más duraban. Era extraño encontrar películas de más de 90 minutos y las de 100 ya se consideraban largas. En aquella época, el principio de economía era el que más primaba. Los exhibidores pedían productos de menos de hora y media para poder hacer más sesiones al día y ganar más dinero. Pero todo eso ya se acabó. Hemos entrado en, lo que yo llamo: ‘The Peter Jackson’s Hysteria’.    


Peter Jackson, the director of the Lord of the Rings trilogy turns 50.
Este hombre ha hecho mucha mierda.

     A finales del siglo XVII, en los condados de Essex, Suffolk y Middlesex en el estado de Massachusetts (Estados Unidos), tuvo lugar uno de los hechos más irracionales y difícilmente comprensibles de la historia de occidente. Lo que se conoció como ‘La caza de brujas’ y que dio lugar a los ‘Juicios de Salem’, sucedieron fundamentalmente por un proceso contagioso de histeria egocéntrica y emulación interesada, donde los principales responsables fueron tanto los que desencadenaron la ‘tendencia’ de que estar ‘embrujada’ te hacía diferente y que acusaban gratuitamente al prójimo, como de aquellos  que proporcionaron y mantuvieron ese contexto de rigidez religiosa tan excesivamente puritana.  Ese proceso contagioso tan absurdo se ha dado del mismo modo en el cine, donde el modelo rígido de duración parece haber cambiado. Aquellas series españolas de capítulos de 90 minutos hacían presagiar lo peor. Era normal encontrarnos a Chechu, por ejemplo, en ‘Médico de Familia’, participando en diálogos triviales para rellenar espacio y cumplir esos pre-requisitos que existían en la tradición televisiva española. Primaba el formato sobre la historia. En 2012, tenemos un listado numerosísimo de films de gran duración: ‘Django Unchained’ (2 horas y 45 minutos), ‘Cloud Atlas’ (2 horas y 52 minutos), ‘Les Misérables’ (2 horas y 37 minutos), ‘Lincoln’ (2 horas y 29 minutos), ‘Skyfall’ (2 horas y 23 minutos), ‘La noche más oscura’ (2 horas y 37 minutos), ‘Los Vengadores’ (2 horas y 23 minutos),… Aquellos films que duran entre 90 y 100 minutos son una minoría y están en peligro de extinción, aunque siempre nos quedará el cine independiente.





     El gran cambio de paradigma tuvo lugar, sobre todo, con la consagración de Peter Jackson como director. Un hombre que ha hecho tanto daño como bien al cine. El éxito de ‘El Señor de los Anillos’ y de su kilométrica trilogía dio buena cuenta de que el espectador era capaz de aguantar tres horas de película y que, no teniendo bastante, era capaz de compara ediciones extendidas en DVD, como si hubiese algo más de la historia que descubrirles. En ese caso específico tenía bastante sentido, los tres libros son un material extenso para la adaptación en una sola pieza y, con buen criterio, decidieron hacer un libro por película. Pero Peter, que hasta entonces no había hecho una sola película que llegase a las dos horas, perdió la cabeza. Pensando que ‘menos no es más’, dio rienda suelta a su complejo de Dios para hacer un remake de más de tres horas de King Kong, hacer un drama soso y aburrido como ‘The Lovely Bones’ en 135 minutos y, finalmente, realizar una adaptación de una novela corta (menos de 300 páginas) en 3 películas de cerca de tres horas. ¿Está chiflado? La respuesta es contundente: sí, lo está.

Peter desayunando.

     Pero de ‘El Hobbit: un viaje inesperado’ hablaremos más adelante, donde, además, continuaremos con la descabellada idea de su duración. A continuación, y aunque un poco tarde, me voy a sumar al repaso del cine del pasado año aprovechando el periodo de premios y nominaciones en el que actualmente nos encontramos. Esta revisión ha de entenderse como un punto de vista personal en el que muchos films se quedarán en el tintero, ya sea porque no he tenido la oportunidad de  visionarlos, debido a que ya han sido comentados en esta sección, por falta de espacio o debido a que así lo he creído conveniente. Para hacer más digerible el artículo lo he estructurado por partes, puesto que un año de cinematografía da para mucho, y he limitado el número de títulos por sección a un máximo de cuatro. Del mismo modo, valoraré numéricamente algunos de esos films que irán presentados a través de secciones. Ya avanzo que, el 2012, ha sido un año en la que no sentí un gran entusiasmo por lo que se ha producido, lo que quedará patente en mi crítica.

2012: Una odisea de adaptaciones.

     El año pasado ha sido muy prolífico en adaptaciones en Hollywood y eso es debido a una sola cosa, la falta de ideas. Las adaptaciones han sido siempre un producto más común de lo que pensamos en la industria estadounidense, pero este año han batido records. Hay muy pocos guiones originales que hayan visto que su versión fílmica valiese la pena o tuviese suficiente relevancia. Y, precisamente, porque ha habido muchas adaptaciones de renombre hace que mi decepción sea mayor al ver el resultado.


     Empezaré por ‘Cloud Atlas’ (‘El atlas de las nubes’), una película que se proyectará en España el mes que viene y que fue estrenada en Estados Unidos el octubre pasado. Los hermanos Wachowski, junto con Tom Tykwer, son los encargados de adaptar esta sobresaliente novela coral de original estructura narrativa y, una vez más, demuestran que han sido sobrevalorados. Su inutilidad a la hora de articular un discurso narrativo fluido y coherente, y en la creación y desarrollo de los personajes y sus motivaciones, hacen de esta película un completo despropósito. Con mucho, la película que me ha defraudado más del año pasado. Incluso aquellos que se hayan leído la novela estarán desorientados para entender el porqué de las cosas que ocurren. Los mecanismos narrativos puramente causales son articulados de manera forzada y, en ocasiones, de manera arbitraria. La decisión de repetir actores en varios papeles para dar a entender una especie de re-encarnación o un vínculo entre personajes, que no está presente en el texto original, es completamente errónea y crea aún más desconcierto. Que actores británicos se travistan y disfracen de personajes asiáticos y viceversa, los negros de blancos, que cambien de sexo… sólo hace que no llegues a entrar nunca en la película (¿habrá sido idea de Lana?). Aquellos, en cambio, que no tengan el referente del libro, sufrirán para terminar las casi tres horas de película y no se enterarán de mucho. Un segundo, tercero o cuarto visionado no mejorará las cosas. No se equivoquen, de donde no hay no se puede sacar. Los Wachowski tenían un filón para hacer una película que podría haber sido una obra maestra, pero, en vez de eso, han realizado el mayor fiasco del año. ¿Alguien se preguntaba por qué el film no había sido nominado a ninguna estatuilla? Está claro, lo mejor de la película de ‘Cloud Atlas’ es el tráiler. Mi nota, un 3.5/10.



 ‘El Hobbit: un viaje inesperado’ es otro ejemplo de adaptación poco acertada. La novela es fácil de leer, contada sin complicaciones, directa y muy adictiva. Probablemente, lo mejor que ha escrito Tolkien, estilísticamente hablando. Cuando anunciaron que Guillermo del Toro sería el encargado de dirigirla, respiré con alivio. Desgraciadamente, los problemas económicos de la Metro-Goldwyn-Mayer no hacían augurar nada bueno y, como me temía, empezaron a llegar las malas noticias. Del Toro se desvinculaba del proyecto por los continuos retrasos y tomaba el mando el demente de Jackson que, en un principio, sólo iba a participar en la escritura del guión y en su producción. Se anunció entonces que ‘El Hobbit’ no podía ser adaptado en una sola película y que se realizaría en dos. Allá por el verano, llegó la desfachatez final. En un intento de justificar la decisión de que no fuesen dos, sino tres, las películas que harían falta para contar la historia de Bilbo Bolsón, los enanos y el dragón Smaug, Peter afirmó que, el motivo de tal medida, era a debido a que le daba pena tirar todo ese metraje sobrante, que no era tiempo suficiente. Vamos, que no tuvo suficiente en con grabar varias horas de metraje de Arwen cabalgando para 30 segundos de secuencia en la primera trilogía, ¿esta vez pensó en hacer una película de tres horas tan sólo con 13 enanos, un mago y un hobbit caminando?. Todos sabemos que las razones fueron puramente económicas. Querían saquear el bolsillo del espectador cual orco de la montaña cuando ve a un grupo de granjeros viajando por una ladera. MGM necesitaba dinero y vio su oportunidad de hacer franquicia. Jackson, por supuesto, estuvo encantado. Para vender la película, incluso, llegó a decir que era su “trabajo más íntimo”. ¿Más íntimo, Peter? ¿De verdad? ¿Más íntimo? Con un enfado más que considerable me negué a ver la película en su estreno. Finalmente, accedí a visionarla para poder escribir este artículo. Lo que me encontré era lo que me temía: una chapuza. En su intento por hacer un nuevo ‘El señor de los anillos’ y de producir metraje, no sólo se inventan partes de la historia, sino que también lo hacen con personajes y meten con calzador cameos de aquellos que ya conocíamos de la trilogía anterior. Con un ritmo lento hasta decir basta, la película aburre. Su búsqueda de complejidad gratuita obedece a los dos grandes problemas del film: justificar una tercera parte y el egocentrismo de su director. Mi nota, un 6/10.


  
     ‘Los miserables’ es una novela de corte político y marcado carácter religioso escrita por Victor Hugo que ha sido adaptada en multitud de ocasiones. En este caso, Tom Hooper (‘El discurso del rey’, ‘John Adams’) se encarga de llevar a la gran pantalla el musical que Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg compusieron en torno a la obra. En el film, nos encontramos a unos brillantes Hugh Jackman y Anne Hathaway que se convierten en la mayor fortaleza de la película. Además, la buena mano del director hace potenciar el dramatismo y estética de ciertas escenas musicales. “I dreamed a dream” es presentado, acertadamente, en un plano secuencia, manteniéndonos a Hathaway en un primer plano. Recurso que también utiliza en el tema “On my own”, con Samantha Barks, que ya interpretó a Eponine en el teatro y que repite papel en la película (se lo iban a dar a Taylor Swift) magistralmente. Afortunadamente, prevaleció la interpretación dramática sobre la musical a la hora de elegir el reparto. De otro modo, hubiera sido difícil conseguir emocionar al espectador en el desenlace. Por el contrario, que las canciones estén dobladas (por los mismos actores) y no sincronizadas con el movimiento labial no ayuda nada al conjunto de la obra. Durante el 99% de la película los personajes están cantando y el problema se agudiza pasada la primera hora de metraje. Esta circunstancia nos condena a no llegar a sumergirnos por completo en aquello que se nos está contando. A pesar del  buen trabajo de Hooper, el film se hace algo largo por momentos y, debido al inconveniente con las canciones anteriormente comentado, el tedio se incrementa. No obstante, es un film notable. Mi nota, un 7/10.



Por último, La vida de Pi, cuya adaptación es bastante fiel a la novela (aunque se han inventado lo de aquella chica que el protagonista conoce al principio). Una película muy visual que cuenta, a modo de metáfora de lo que realmente acontece, como Pi sobrevive a un naufragio cuando viajaba con su familia hacia el continente americano. Mi nota, un 7/10.





     El 2012 también ha sido un año de superhéroes y otras adaptaciones del cómic que bien podrían formar parte de esta sección. Pero, por ser casos especialmente numerosos, hablaré de ellos en la siguiente entrega. Stay tunned!

To be continued…

2 comentarios:

juan spypblog dijo...

Y verás cuando te empieces a hacer mayor o hayas salido a correr esa tarde (vicio propio de hacerte mayor) y te ataque el sueño en el momento en que empiezas a notar que aunque la película tenga un planteamiento majo la historia no remonta. Das a abandonar pantalla completa, ves que el circulito va por 50 min y que la peli dura no 1hora 30 sino 1h 55 ahhhh. Solución, cabezada y seguro que aún me trago 20 minutos de final. De esas te podría contar un montón.

Il Gattopardo dijo...

Yo creo que ya me estoy empezando a hacer mayor (porque a correr salgo casi a diario). Es que estas duraciones no son para nada prácticas (si fueran sólo 115 minutos...). Cuando me entra sueño, últimamente, opto por parar la película y continuarla otro día. Claro, a veces eso nunca ocurre. La mayoría de las veces, simplemente, me pongo a hacer algo mientras. Y es que hay dos tipos de series/películas: las que puedes ver haciendo otra cosa (por ejemplo, dormir) y las que no.