jueves, 23 de diciembre de 2010

La luz del fin del mundo

La luz del fin del mundo
(Publicado el sábado 18 de diciembre de 2010)


En navidad muchas llamas se encienden (tan sólo tenemos que mirar la cartelera de esta semana para ver la tremenda variedad existente) y otras se apagan. No soy muy dado a las necrológicas. Cuando murió Leslie Nielsen ni siquiera hice un comentario en el artículo para no desvirtuarlo. Cuando se nos fue Tony Curtis, le hice un homenaje viendo una antigua película suya y un ensayo crítico sobre la misma que he guardado para la posteridad (pese a ser la imagen de cabecera de mi blog). Otros tantos se han ido este año: Luís García Berlanga, Dennis Hopper, Peter Graves,… Y esta semana ha sido Blake Edwards, famoso por lanzar a la fama a Peter Sellers y dirigir clásicos como ‘Desayuno con diamantes’ (‘Breakfast at Tiffany’s), cuya co-protagonista, Patricia Neal, también ha fallecido este año. Ni el director ni los protagonistas de esa cinta siguen con vida. Será que el tiempo no pasa en balde. Descansen en paz todos ellos.




La vida, entonces, hay que aprovecharla. Menos mal que el gobierno inglés ha dejado en libertad bajo fianza a Julian Assange, desestimando los recursos provenientes de Suecia. En las últimas semanas muchas muestras de apoyo y otras tantas opiniones en contra han rodeado al ‘líder’ de Wikileaks. Tanto que se empezó a levantar una cortina de humo por parte de los gobiernos y una ‘ciberguerra’ de los afines al ‘terrorista’ contra aquellas compañías que le habían dado la espalda y saboteado. ‘Matrix’, ‘Juegos de guerra’, ‘Terminator’,… muchas películas me venían a la cabeza cuando hablamos de internet y ordenadores. Pero mucho mejor hablar de una secuela, ‘Tron: Legacy’, que ayer se estrenó en nuestros cines. Aquellos nostálgicos que tuvieron la oportunidad de ver en pantalla grande ‘Tron’, podrán encontrar de nuevo a Jeff Bridges en el papel de Kevin Flynn, que atrapado en un mundo virtual muy violento y cada vez más evolucionado, se reencontrará con su hijo 25 años después para compartir una peligrosa aventura dentro de él. Y es que la secuela tendrá que contentar a un gran número de fans, puesto que su antecesora se ha venido promocionando como una película de culto en algunos sectores. Así que decepcione o no, todo ‘f’reak’ tiene una cita en los cines este fin de semana. Al igual que aquellos amantes de lo sórdido y la serie B pudieron disfrutar ayer, como ya ocurrió el mes pasado, de una nueva sesión del ciclo de cine basura de canal plus con videochat y comentarios en directo vía Twitter y Facebook de José Viruete, Paco Fox y un invitado de lujo, Borja Cobeaga. La película elegida fue ‘Mega Shark versus Giant Octopus” (pongo las iniciales en mayúscula para que sea aún más efectista) con el inolvidable Lorenzo Lamas como protagonista. Esto sí que es sordidez y no que Carmen de Mairena consiguiese más votos que el partido de Rosa Díez en las pasadas elecciones catalanas. Supongo que ahora que Cuatro se fusionará con Telecinco, además de quitarnos el único informativo televisivo decente que teníamos en España van a hacer lo mismo con estas pequeñas joyas de la cinefilia para saturar la parrilla (aún más) de programas del corazón. Entonces, queridos amigos, los ‘hackers’ no estarán solos en su ofensiva contra las grandes multinacionales. No hay nada más peligroso que un ‘freak’ enfadado (Capítulo I. Versículo III de la Guía Frisi jamás escrita del Salón del manga de Barcelona).



Como el ‘Rey de las Camas’ tendría que encontrarse Assange cuando dos gigantes pedían su cabeza. Por un lado Estados Unidos, que quiere crear un marco para la ‘privacidad’ en Internet. Ya no saben ni que inventar para controlar a las personas. El otro día mi psicólogo, el Dr. Fleish, y yo nos reíamos acerca de las estúpidas y arcaicas leyes americanas que se siguen manteniendo vigentes. Es cómo si en Europa existiese aún el derecho de pernada. Así que para completar la sesión, vimos un capítulo de la serie ‘El ala oeste de la Casa Blanca’, donde te explican de manera muy efectiva como funciona (o no) la política americana. El capítulo elegido era acerca de uno de esos derechos ancestrales que se siguen manteniendo en el país de la hamburguesa: el filibusterismo. Allí, los congresistas no tienen límite de tiempo cuando se va a votar una ley en sus exposiciones y esto, a veces, se usa como una medida de obstruccionismo. Dicho de otro modo, mientras no te pares, bebas o te sientes, puedes hablar el tiempo que quieras y de lo que te apetezca. Es por ello que el simpático filibustero de la serie, por no conseguir que añadan una enmienda a una ley de sanidad, se pone a hablar durante horas de recetas de cocina y a leer en voz alta novelas clásicas para obstaculizar la votación y hasta llegar a la hora de cierre. Divertido, ¿no creen? Más aún lo era ver al resto de congresistas pasando el tiempo fuera de la cámara, intentando entretenerse con cualquier cosa, aunque siguiendo lo que ocurría por televisión, puesto que en el momento que el filibustero se pare, terminará su turno para hablar y tendrá lugar la votación con la gente que esté presente en el hemiciclo. Eso pasa en Estados Unidos. Claro que se puede votar otro día si se consume todo el tiempo, pero tiene que volver a llevarse el proyecto a la Cámara y todo esto se demora con burocracia y enmiendas. Además, a veces urge sacar ciertas leyes en momentos determinados, ¿no creen? ¿Imagínense que un filibustero hubiera hecho obstruccionismo durante el proceso de aprobación de la nueva regulación de AENA y se hubiese pospuesto para después del puente? 600.000 personas no hubieran sido afectadas por el boicot, la justicia española no estaría saturada por tanta demanda y en nuestro país se hubiese estado hablando más de ‘Wikileaks’ que de los insultos y cruce de declaraciones de unos políticos que todavía nos deben unas cuantas explicaciones sobre sus actuaciones pasadas, en vista de lo que revelan los cables. En definitiva, el gobierno no se hubiese salido con la suya. Pero esto no es America y aquí no se permiten los filibusteros.


Aquí una escena de 'Mr Smith Goes to Washington' con James Stewart.

Por otro lado tenemos a ciertos países desarrollados europeos que quieren limitar la libertad de expresión controlando los contenidos. Ya lo hizo Italia y lo acaba de hacer Francia, para ya de paso, eliminar las ‘descargas ilegales’. Curiosamente, la palabra filibustero viene de la denominación de unos piratas que operaban en el caribe en el siglo XVII. Terminos como hackers o piratas se han utilizado demasiado alegremente como símiles peyorativos. Esperemos que filibustero no tenga el mismo final. En la lucha que se traen los gobiernos contra lo que ellos entienden por ‘piratería’, meten a Assange en el saco. Este pasado viernes se estrenó ‘Film Socialisme’ del maestro francés Jean-Luc Godard. Es un gran acontecimiento. No porque el genio superviviente de la Nouvelle Vague estrene una nueva película de corte experimental, sino por mantenerse siempre coherente con su ideología. En una entrevista reciente que entabló con Jean Marc Lalanne y Serge Kaganski, de la revista ‘Les Inrockuptibles’ soltó perlas como estas: “Estoy en contra [de la ley Hadopi, que convierte en delito las descargas de Internet ], por supuesto. No existe la propiedad intelectual. Estoy en contra de la herencia, por ejemplo. Que los hijos de un artista puedan beneficiarse de los derechos de la obra de sus padres, hasta su mayoría de edad por qué no... Pero después no me resulta evidente que los hijos de Ravel se lleven dinero por los derechos del "Bolero"...”

“Si tuviera que litigar contra las acusaciones de apropiación de imágenes en mis películas contrataría dos abogados con dos sistemas diferentes. Uno defendería el derecho de cita, que apenas existe en cine. En literatura se puede citar extensamente. En el "Miller" de Norman Mailer, hay un 80% de Henry Miller un 20% de Norman Mailer. En las ciencias ningún científico paga derechos por utilizar una fórmula establecida por un colega. Eso es una cita y el cine no lo autoriza. […]. Un autor no tiene ningún derecho. Yo no tengo ningún derecho. No tengo sino deberes. Y después en mi película hay otro tipo de préstamos que no son citas sino sencillamente extractos. Como una inyección cuando se toma una muestra de sangre para analizarla. Ése sería el alegato de mi segundo abogado. Defendería por ejemplo el uso que hago de los planos de los trapecistas procedente de Les Plages d'Agnès. Ese plano no es una cita, no cito la película de Agnès Varda, me beneficio de su trabajo. Es un extracto que tomo, que incorporo en otro sitio para que tome otro sentido, en este caso para que simbolice la paz entre Israel y Palestina. No he pagado por ese plano. Pero si Agnès me pidiera dinero creo que podríamos pagarle un precio justo. Es decir, en relación al presupuesto de la película, el número de espectadores que ha tenido...”



Para terminar le preguntan sobre la penúltima cita de su película, “Si la ley es injusta, la justicia pasa delante de la ley”. A lo que Godard responde: “Está ahí en relación con el derecho de autor. Todos los DVDs empiezan con un rótulo del FBI que criminaliza la copia. Recurrí entonces a Pascal.” Señoras y señores, como bien nos ha enseñado el maestro, esto es citar y no piratería.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Fuera de control


Fuera de control
(Publicado el 11 de diciembre de 2010)


Parece que se nos acumulan los temas de debate. Si la semana pasada era ‘Wikileaks’, en ésta tenemos los problemas causados por los controladores aéreos (el punto de inicio de este artículo), la presunta implicación de Marta Domínguez en el tráfico de sustancias ilegales, los disturbios en Londres con los estudiantes por la subida de tasas académicas universitarias o que la RAE no logra elegir nuevo director (ésta es broma, ¿a quién le importa?). Así que una vez más, tomaré la actualidad para hablar de aquello que me interese estableciendo, en la medida de lo posible, vínculos con la industria cinematográfica.

Fotografía de una de las manifestaciones a favor de
la liberación de Assange en Holanda (fuente: El País)

El otro día, me encontraba con mi psicólogo charlando de la crisis en los aeropuertos cuando empezamos a analizar aquellos actores más prolíficos en las películas de aviones (entiéndase esto de una manera flexible). Tras llegar a la conclusión de que Wesley Snipes tenía muchas papeletas, elaboré una lista con más de medio centenar de films y confirmé algo que ya me temía: hay una gran cantidad de serie B en esa temática, algunas con secuelas y algún que otro remake, que dejan al actor estadounidense sin el ‘premio’. Me fijé en uno de los títulos de la lista, ‘Fuera de control’ (‘Pushing tin’), dirigido por el inglés Mike Newell y protagonizado por John Cusack y Billy Bob Thornton. La razón es la siguiente, los personajes centrales son controladores aéreos que viven una tensa relación de competitividad, uno por ser considerado el mejor y ver su reinado peligrar por el segundo, un recién llegado en busca de emociones fuertes. Está claro que la ambientación es en una idílica Norteamérica, donde todo el mundo quiere llegar a lo más alto y con tesón, trabajo y un poco de suerte los sueños se pueden hacer realidad (y si no, miren a Monica Lewinsky). Aquí, se sufren colapsos porque quieren trabajar cada vez menos y pretenden tener aún mejores condiciones laborales bajo la amenaza de un paro generalizado. Cómo decía Nacho Vigalondo, hay cosas razonables dentro de las exigencias de los controladores, pero tienen un pésimo director de marketing. Sea como fuere, el estado de excepción que ha sumido a España en estos días puede leerse también como una nueva cortina de humo. El estado aprueba justo antes del puente un nuevo modelo de gestión aeroportuaria tras varios meses de negociaciones y pese a los continuos rumores (amenazas) que apuntaban a que los controladores podrían repetir la huelga de este pasado verano. Eso ocurre en el mismo momento en el que se publican las filtraciones de los cables del gobierno estadounidense a través de ‘Wikileaks’ y hacen que la gente mire hacia otro lado. Los medios, como viene siendo habitual, hacen lo mismo. El poder ejecutivo de este país sale del paso con mano firme y se erige como el salvador del estado. Los militares entran en juego, para así tenerlos contentos a pesar de los cables sobre la base de Rota, la militarización de España y los conflictos bélicos. Los controladores, que cayeron en la provocación, son juzgados, mientras la gente pide sus cabezas. Pero esto sólo es una teoría.

Más cinematográfico si cabe, es una de las nuevas informaciones que ha publicado el diario ‘The guardian’ sobre Pfizer, el gigante farmacéutico. La historia es muy parecida a la que nos revelaba el film ‘El jardinero fiel’, donde se descubre que una gran compañía farmacéutica hace experimentos en Kenia (Nigeria, en nuestro caso) con niños para probar sus medicamentos sin el consentimiento de sus padres y paga al gobierno del país para que oculte las irregularidades y, lo que es más importante, las muertes producidas durante el proceso.


Uno de los vídeo que ha colgado recientemente New York Times en su web, que han tenido un gran reclamo (así no se ve tanto la minisección creada sobre los cables de Wikileaks). ¿USA al desnudo?


Otros países por su parte, han tomado otras medidas similares. ‘Le damos un premio prestigioso a un preso político chino para tapar que nosotros tenemos a uno australiano. ¿Y si nos preguntan? Nos hacemos los suecos’. Eso no quiere decir que el escritor y disidente chino Liu Xiaobo no se merezca el galardón, pero ya lleva mucho tiempo escuchándose hablar de que esta clase de premios tienen un componente político muy importante. En la ceremonia una idea se escuchó unánimemente, ‘un hombre no puede ser encarcelado por expresar sus opiniones’. ¿Y por dar información objetiva sí, señor Obama? China, por su parte, le mantiene en prisión y ha manipulado webs y medios de comunicación para que nada se filtre a su país, a la manera estadounidense. De mártir a mito hay sólo un pequeño paso, esperemos que no lleguen a esos extremos.


El Dr. Flesh me ha hecho llegar este vídeo. Lo adjunto como tribujo a John Lennon. Aquí un avance de los ¡CROSSOVERS! (a ver si acabo el artículo que tengo preparado sobre este tipo de prácticas). Una gran candidad de viejas glorias y de algunas que desearon con serlo y que se quedaron encasillados.

Días atrás se cumplió 30 años de la muerte de John Lennon, que se acabó convirtiendo, precisamente, en un mito de la música. Tal vez aprovechando esta coyuntura se estrena el documental de Tom DiCillo, ‘When You're Strange’, que tiene como eje central la historia del grupo estadounidense ‘The Doors’ y, por consiguiente, la vida de Jim Morrison, del que en julio del año que viene se cumplirá el 40º aniversario de su fallecimiento. Un mito que está lleno de luces y sombras, rumores y muchas teorías rodean las causas de su muerte. “Si existe un tipo capaz de escenificar su propia muerte – creando un certificado de muerte ridículo y pagando a un doctor francés – y poniendo un saco de ciento cincuenta libras dentro del ataúd y desaparecer a alguna parte de este planeta – África, quien sabe – ese tipo es Jim Morrison. Él sí sería capaz de llevar todo esto a buen puerto”, declaró Ray Manzareck , el teclista del grupo. También se dice que su padre, finalmente, consiguió llevarse el cuerpo de su hijo desde el cementerio de París a los Estados Unidos (algo negado por las fuentes oficiales). ¿Qué no haría un padre por su hijo? Espero que haya un silencio sepulcral. Está claro que no todos cuentan con un padre que tiene mano en subvenciones estatales y regionales para financiar a los hijos sus proyectos (a costa de todos) como a ‘alguno’ que estrena esta semana. Pero no es momento de recalar nuevamente en opiniones expresadas en artículos pasados sobre el país de amiguismos e ‘hijodeismos’ cinematográficos en el que vivimos.

"The end" de The Doors en Apocalypse Now. La manera estadounidense de solucionar los problemas que ellos mismos crean. Vean esta gran película. Curiosamente, Martin Sheen se acabó convirtiendo en presidente del gobierno años después con 'El ala oeste de la Casa Blanca'.

Volviendo al sueño americano, una película que llegará a nuestras pantallas la semana que viene es ‘Burlesque’. Una mezcla de ‘Bar Coyote’ y ‘ Show Girls’, donde Cher se encarna a sí misma como diva experimentada que ayuda a una joven camarera que sueña con llegar a ser una afamada corista, interpretada por Christina Aguilera. Yo no perdería ni un solo minuto de mi vida en ir al cine a verla. Es más, no voy a gastar más líneas de este artículo en ella (si Paul Verhoeven levantase la cabeza del pozo donde se encuentra…). Ayer, en cambio, se presentó casi un año y medio después de su estreno en Estados Unidos, ‘En el centro de la tormenta’ (‘In the electric mist’), un thriller dirigido por Bertrand Tavernier que cuenta en su reparto con nombres como Tommy Lee Jones, Peter Sarsgaard o John Goodman. ¿Nadie se ha preguntado nunca por qué éste último siempre suele hacer papeles de antagonista con el apellido que tiene? Menuda paradoja. Pero no más retorcida que la realidad que estamos viviendo. ¿Cuál será la próxima información de ‘Wikileaks’ que nos hará estremecer? Yo, de momento me quedo con la frase que Butch Coolidge (Bruce Willis) le dice a Esmarelda Villalobos (Angela Jones) en Pulp Fiction: ‘Señorita, soy americano. Nuestros nombres no significan un carajo’. A lo que añadiría, ‘ni nuestros derechos’.



domingo, 5 de diciembre de 2010

La cortina de humo


Últimamente este blog ha estado muy dormido. Eso es debido a multitud de causas. Una de ellas es que resulta a veces verdaderamente difícil sacar tiempo para escribir, y en vista de que publico semanalmente un artículo en el diario Siglo XXI, también es complicado que haya ganas. Hay muchos post empezados, otros planteados, algunos simplemente imaginados en mi turbia cabeza, pero que no se han llegado a materializar (aún). Mientras esto ocurre voy a ir colgando algunos de mis artículos en el citado diario digital nacional. Más si cabe, teniendo en cuenta que sólo están visibles en portada el día de publicación (el sábado) y aunque están disponibles, es imposible localizarlos si no se sabe el enlace fuera de esa fecha.

No es mi intención copiar y pegar tal cual los artículos para que todos tengan acceso a ellos, sino que aprovecharé de paso para hacer alguna ligera variación en ellos (incluyendo enlaces, comentarios, vídeos, imágenes,...). Dicho esto, os dejo con el que se ha publicado esta misma semana:

La cortina de humo
(fecha de publicación: sábado, 4 de diciembre de 2010)

En plena convulsión mundial por la filtración de cables clasificados del gobierno estadounidense a cargo de Wikileaks, creo que es inevitable las referencias cinematográficas que han tratado ya situaciones análogas. Mientras en los gobiernos nadie dimite y focalizan sus esfuerzos en ‘cazar’ al ya tildado de terrorista, Julian Assange, por dar a conocer al mundo entero los entresijos de la política internacional estadounidense, otros países se han visto salpicados por acciones encubiertas relacionadas. Según revelaba unos días atrás el periódico “El País”, que tuvo acceso junto a otros medios de comunicación a estos cables para verificar la información, los asuntos ‘turbios’ que hasta ahora se han publicado relativos a España giraban en torno al caso de José Couso, Guantánamo o la posición de Zapatero respecto a la guerra de Irak, entre otros temas. Nadie se ha pronunciado, nadie ha dimitido. El gobierno de Obama tampoco. En vez de dar explicaciones a los ciudadanos sobre la corrupción, tráfico de influencias, intereses económicos, crímenes de guerra y espionaje, se presiona a Amazon para que deje de darle soporte en la red a Wikileaks y se saca una ley internacional de busca y captura para su fundador. Muchos medios de comunicación estadounidenses no están dando bombo al asunto, con secciones minúsculas en periódicos tan importantes como puede serlo el ‘The New York Times’ (que encima fue el que tuvo acceso a los cables junto a ‘El País’, ‘The Guardian’, ‘Spiegel’ y ‘Le Monde’). En 1998, Dustin Hoffman protagonizó Mad City junto a John Travolta, película crítica sobre el poder mediático donde un ciudadano pasa de héroe a villano en función de la manipulación de los diferentes medios de comunicación, más interesados en conseguir audiencia que en su completa deshumanización. Es curioso que justo ahora la NASA haga un anuncio sobre el descubrimiento de vida en otros planetas, algo que la NBC destacaba por encima de otras noticias no deportivas ni de entretenimiento en sus informativos el pasado jueves. Si alguien duda del poder mediático, que revise el clásico de Orson Welles. ¿Y la huelga de los controladores? El gobierno aprueba una ley de recortes que lleva meses parada justo antes del puente, cuando se sabía que había muchas papeletas que la huelga de los controladores aéreos podría llevarse a cabo. ¿Una cortina de humo aprovechándose de que ese gremio se mostraba tan inestable que con encender la llama todo explotaría? Ahora los ciudadanos piden cabezas. Saquen sus propias conclusiones.


En el cine nos hemos encontrado multitud de ejemplos parecidos: “Todos los hombres del presidente”, “La guerra de Charlie Wilson”, “Todos los hombres del rey (El político)” “In the loop”, “Secreto de estado” y un largo etcétera, que nos hace cuestionarnos cuánta parte hay de realidad y cuánta de ficción en algunos de los argumentos de varias de estas películas. Hollywood se ha lucrado a base de ellas, ahora parece que eso está pasando factura. No tuvo reparos en mostrarnos a los hackers como ladrones durante años (‘Asalto final’, ‘Hackers: piratas informáticos’, ‘Mission Impossible’,…) y ahora pretende aprovecharse de esa propaganda para colocarle el cartel de enemigo público. Si relacionamos delincuente con malvado, damos por hecho que los gobiernos son los buenos y los que boicotéan el sistema los malos (aunque los políticos son los primeros delincuentes como hemos visto). En ‘Matrix’, un hacker interpretado por Laurence Fishburne se dedica a informar (y despertar) a la gente (seres humanos) de la verdad de lo que les rodea (que viven en una realidad virtual) para que sean libres de elegir entre vivir en una mentira o cambiar las cosas. Una especie de Robin Hood de la información. Algunos políticos han pretendido incluir a Assange y sus colaboradores en la lista de grupos terroristas. Si esto no funciona, hay un proceso judicial en Suecia sobre un presunto delito sexual, que huele a una burda estratagema política de desacreditación. Puro teatro. El mismo año pasado, el film ‘Distrito 9’ nos daba un claro ejemplo de cómo a uno se le pueden atribuir cargos de terrorismo y delitos sexuales con una facilidad pasmosa sólo para manipular a la masa ciudadana consiguiendo su colaboración y denigrando al perseguido. El fiscal general de los EE.UU., Erik Holder, había confirmado que la nacionalidad de Assange no sería un problema de cara a su procesamiento. Tal y como comentaba el periodista Ramón Lobo, no sé qué pensarán de esto los familiares de José Couso, que se han encontrado con trabas por parte de su propio gobierno. Y es que como nos mostraba Michael Winterbottom y Mat Whitecross en su largometraje “Camino a Guantánamo”, poner una bolsa en la cabeza a alguien, esposarlo, extraditarlo, meterlo en una jaula, humillarlo y torturarlo sin que nadie se entere, nunca ha sido un problema para los Estados Unidos de América. Tal vez ese sea el motivo por el cual el creador de Wikileaks se ha cubierto las espaldas con un archivo encriptado que ha venido a llamar ‘insurance’ (seguro) por si algo le ocurriese. Está disponible en Internet para su descarga, y se amenaza con desvelar la clave que nos impide abrir el documento si algo le ocurre a Assange. Algo similar pudimos ver en “El informe Pelícano”, donde en vez de un archivo informático eran unos documentos escritos y una cinta, y sustituyendo al código nos encontrábamos una misteriosa llave que abría una caja. Pero no es la única referencia, “Enemigo público” de Tony Scott, “El jardinero fiel” de Fernando Meirelles, … la caza de brujas ha comenzado.



Frivolizando el tema, podría traducirse del siguiente modo:

Un empleado se apresura a hablar con su jefe, al que le dice muy nervioso: “Señor director, García de contabilidad ha encontrado un error en las cuentas de la empresa. Alguien ha estado robando dinero. ¿Qué hacemos?”. A lo que el jefe responde: “Despedir a García”.


¡Que despidan a ese montador!

Este es el argumento de una popular comedia de 1989, ‘Weekend at Bernie’s”, más conocida en España con el título de “Este muerto está muy vivo”. Y es que, salvando las distancias, la mentalidad parece ser la de matar al mensajero antes de que sea demasiado tarde. Esperemos que el salvoconducto de Assange sea suficiente. En la película, Bernie, el jefe de dos contables, acaba siendo asesinado por encargo de otro de los implicados, cuando pretendía acabar con sus empleados invitándolos a un fin de semana en su casa de la playa y evitar así que estos difundieran información acerca de una malversación de fondos y blanqueo de capital que habían descubierto en las cuentas de la empresa.




Ciertamente todo esto parece un argumento de película. Pero yo me pregunto, ¿cuantas veces se habrá dado esta situación pero sin que nosotros tengamos la más mínima información? Otra de las claras referencias fílmicas es precisamente la que da título a este artículo, “La cortina de humo” de Barry Levinson, donde el presidente de EE.UU. que se presenta a la reelección en fechas próximas, intenta desviar la atención de los votantes sobre un presunto delito de abuso sexual que ha cometido iniciando una guerra con un país prácticamente desconocido, Albania. Para ello contrata a un productor de Hollywood (otra vez, Dustin Hoffman) que intenta manipular la información para que el presidente aparezca triunfante ante la audiencia justo antes de los comicios. Mucho se teme sobre las implicaciones políticas en las relaciones bilaterales entre los diferentes países tras haberse filtrado la preocupación de Washington sobre los posibles problemas mentales de Cristina Fernández de Kirchner, el autoritarismo de Sarkozy o la corrupción masiva en Rusia propiciada por Putin. Lo que parece claro es que saber que tu vecino te espía y etiqueta mientras te esboza una sonrisa y luego no es capaz de mantenerlo en secreto, no debe de ser demasiado agradable. Pero lo es menos para ciudadanos comprobar que a los dirigentes políticos les da igual las personas, lo que priman en sus decisiones son los intereses y la corrupción. Antes suponíamos que nos mentían, ahora tenemos la certeza de que lo hacen.