martes, 5 de abril de 2011

Ortonéutica aplicada vol. I: Estudio antropológico del pueblo danés.

Demostración (convenientemente teatralizada) del respeto que profeso al pueblo danés.

Hace unos días me trasladé a Copenhaguen (København para los amigos) para dar unas clases en la universidad. Durante los primeros días de esta estancia, la sórdida investigadora Paula Pastor me hizo llegar un documento de lo más inquietante y, por supuesto, debidamente fundamentado. Se trata del siguiente:

(Imagen de satwcomic.com)

Acompañando a esta imagen el siguiente texto: “Mira, mira! Los de Dinamarca la tienen enana!! :P”. Una persona como yo, que no cree en los estereotipos más allá de que los yankees son todos hijos del diablo y que los españoles somos todos toreros y bailamos flamenco, ante este dato no podía quedarse de brazos cruzados, así que cogí la bicicleta que me habían prestado durante estos días (gracias a mi amigo Lars, y debido a la cual pude ver la ciudad de otra manera) y me puse en camino. ‘Por algo soy ortoneuta, ¿no?’, repetía convencido mientras empezaba a pedalear.


Mi trabajo de campo no fue nada sencillo. Los daneses se ponían más colorados si cabe cuando les preguntaba tomando notas en los baños públicos y tampoco podía fiarme de las perneras. Cómo no querían hablar conmigo en inglés cuando estos casos se daban, me armé de paciencia y utilicé el aprendizaje por observación.

Y comencé la recogida de datos...

La familia real no quedó fuera de mi investigación. Para un buen otroneuta, cualquiera puede ser sujeto de estudio.

Descubrí que el escultor de 'la sirenita' de Copenhague tuvo una erección en 1913. Era danés.

Los daneses tienen erecciones, parecía quedar claro. Pero eso no nos habla del tamaño.
Desde luego, parecen estar obsesionados con ello. Cartel danés de 'Mi vecino Totoro' en la filmoteca. Parece que en danés vecino y nabo es lo mismo... (se me ocurren un montón de chistes fáciles, ¡no los digas, no los digas!)
Parece que no estoy muy convencido...

El resultado de mi estudio es contundente, los daneses la tienen enana… pero no lo que pueden ustedes imaginarse. Me refiero a su memoria.

La memoria de aquellos nacidos en Dinamarca es, ante todo, muy selectiva (o femenina, como se conoce comúnmente). Bajo el estereotipo de perfeccionismo, sentido común y productividad se esconden muchas manchas oscuras que prefieren no sacarse a la luz, ni siquiera en el mismo país. La memoria histórica, por lo tanto, no interesa. Abajo encontrarán algunos ejemplos con una relación directa con nuestro país para evitar partidismos.

Pero ninguno de estos sucesos más o menos conocidos es el que vamos a tratar en este artículo, sino que vamos a fijarnos en un capítulo olvidado de la historia danesa: los niños alemanes de la post-guerra.

Entre 1940 y 1945, las tropas de Hitler ocuparon Dinamarca. Durante ese periodo, los soldados alemanes tuvieron permitido el contacto con el producto nacional. Se estima que en estos años nacieron entre 6.000 y 8.000 niños de padres germanos y madres danesas, de los cuales el gobierno de Dinamarca tiene conocimiento de 5.579 casos en sus archivos. En 1999 permitió el acceso a ellos por si se lograba esclarecer la paternidad de alguno de estos niños. Tuvo que esperarse 80 años de secretismo para que se consiguiera.

Imagen aérea del cementerio de Vestre.

Después de la guerra, decenas de miles de refugiados alemanes, en su mayoría ancianos y niños, fueron a buscar cobijo bajo el manto danés. El gobierno los destinó entonces a antiguos campamentos alemanes o campos de concentración donde los alimentos y los recursos médicos eran prácticamente inexistentes. Tan sólo en 1945, 13.492 de estos refugiados murieron, más de 7.000 de los cuales eran niños que no llegaban a los 5 años de edad. De acuerdo con la investigación de Kirsten Lyllof, más alemanes perecieron en estos campos durante este primer año que daneses en toda la II Guerra Mundial. Pero desgraciadamente la cosa no queda ahí. Lyllof descubrió tras examinar 6.200 certificados y 6.500 tumbas que esas muertes no fueron casuales, ya que la Asociación Danesa de Doctores había decidido en marzo de 1945 que esos refugiados no recibirían ayuda médica de ningún tipo. Ese mismo mes, la Cruz Roja se negó a tomar acciones al respecto, debido al sentimiento público ‘anti-alemán’. Todo ello ocasionó que el 80% de esos niños que buscaron la ayuda del país vecino no sobreviviesen a las enfermedades causadas por la malnutrición. El pueblo danés prefirió olvidar este asunto, pero muchas de esas tumbas se encuentran aún en el cementerio de Vestre, donde terminó mi investigación y de donde procede la última imagen.

887 tumbas de refugiados alemanes de la II Guerra Mundial en el cementerio de Vestre (si quieres ver más fotos del cementerio pincha aquí).

3 comentarios:

Paulah dijo...

Sí que te afectó el comic U__U
Buen mozo ^______^
Y buena entrada, claro :P

Il Gattopardo dijo...

He actualizado un poco el post, ¡qué no se diga! Ayer me pasé la mañana retozando por el suelo del cementerio haciendo fotos. Las he subido al Flikr (enlace al final del artículo, of course).

Anónimo dijo...

Un trabajo interesante Dick y desconocido aquí.
Un abrazo.
Carlos Azcoytia