lunes, 21 de diciembre de 2009

El "Avatar" como método de evasión.


Mucho se ha dicho sobre James Cameron (antesbarbudoahoracanoso, rico y exitoso, ya sabéis), es un tipo que es capaz de hacer una película en tanto tiempo y dinero como Axel Rose un disco y así romper todos los récords (aunque con resultados muy diferentes). Anoche me coloqué las “gafas 3D” en el cine y me dispuse a ver la película más cara de la historia. Al salir, me dolían las rodillas y los codos de estar pegado a la butaca casi las 3 horas que dura, no es una película es una experiencia. La mayor parte de los films que usan la técnica estereoscópica lo hacen como fin estético, percibir unos objetos más cerca que otros y poder crear así una sensación de profundidad mucho mayor. Cameron en cambio utiliza este recurso como método narrativo, nos cuenta algo.

La historia no es original, pero me hizo pensar. Un ex-marine, Jack Sully, es enviado al planeta Pandora, donde existe un mineral muy preciado por el hombre y la misión de este será convencer a los nativos (los Na’vi) que se dejen explotar y expoliar por los terrestres. Para ganarse su confianza y moverse libremente por ese mundo (de atmósfera tóxica para el hombre) tomará control de un avatar, una mezcla entre humano y Na’vi que ha sido desarrollado genéticamente ex profeso. Al final, el soldado acaba perdiendo la noción de lo que es realidad y no lo es. ¿No nos recuerda acaso a ciertos juegos de rol online o a las identidades que se pueden tomar en Internet? Una experiencia que puede tornarse muy enfermiza. Sully preferirá la vida forjada con su Avatar, en un mundo diferente con sus propias reglas, proyectando en él todas aquellas carencias que en realidad tiene. En su caso al ser minusválido, el poder correr (historia de amor incluida). ¿No nos suena familiar aunque con otra máscara? La diferencia es abismal no obstante. En la ficción del cine, el ex-marine vive en ese mundo y convive realmente con sus gentes, puede tocarlos, sentir como ellos.

Creo que todos aquellos que hayan seguido la trayectoria del director, estarán de acuerdo que en gran medida, tiene sello propio. Sobre todo porque la historia que cuenta en Avatar nos recuerda a lo visto en “Aliens: El regreso” y resulta más que previsible. Además, el comportamiento de los Na’vi puede resultar humano en exceso (también se besan en la boca, fíjate tú). Pese a ello es una elección obligada en la cartelera. Así que señora, olvídese de su permanente por unas horas, póngase las gafas y disfrute del viaje (ya podían aprender los de Alsa).


Editado el 17 de Enero de 2010: Aquí os dejo una viñeta que me ha hecho mucha gracia de Juanjo Escofet, publicada en www.runtimecomics.com


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay muchos matices que te dejas atrás. Uno de ellos, y creo que el más importante, es el concepto nuevo de "Mundo" y "Civilización".

Cameron pretende, a grandes rasgos, mostrar que todo puede ser diferente, sin entrar en qué sería mejor o peor, pero el caso es que es diferente y funciona.
Con ello quiero decir que, se dá un gran enfoque respecto a la bioconservación de nuestro planeta como tal, entendiendo que es un "ser viviente" al que se tiene que cuidar, tal y como hacen los Na'vi con sus tierras.

Il Gattopardo dijo...

Esa es una de las interpretaciones más convencionales y fáciles. El tema de la civilización y nuevo mundo se ha tratado en películas varias, como el Planeta de los Simios o si te descuidas hasta Pocahontas (donde se trata también la afinidad con el medio natural). Creo que hay niveles de interpretación mucho más importantes. Cameron no descubre nada a nivel de trama, creo que lo el máximo aporte que tiene Avatar es precisamente su orientación "narrativo-estética". La historia es interesante, tiene un buen ritmo que ayuda a que te sumerjas en la película, pero su gran logro es la introducción (en mi humilde opinión) de la estereoscopía como un método para narrar historias. Las imágenes en las que estamos dentro del "traje robótico" (muy "Matrix" y "Alien" por otro lado) o las escenas en la jungla, son simplemente magistrales.